Pablo Ciprés, experto taurino y banderillero de grandes toreros, ofreció una charla en el Restaurante Las Torres para los socios del Club de Opinión Lucas Mallada titulada “Tauromaquia. Los toros, ¿arte?, ¿cultura?, ¿negocio?, ¿espectáculo?”.

Nacido en 1965 en la capital altoaragonesa, aunque su familia estaba más ligada al mundo del fútbol, ya de pequeño afirmó que “quería ser torero en Huesca”. Tras pasar un tiempo como novillero, entró como banderillero en las cuadrillas de toreros como Víctor Mendes, Jesús Millán, Manolo Sánchez, los hermanos Luna, Juan Bautista, Vicente Barrera, Álvaro Justo, Paco Cervantes o Uceda Leal. Empezó a los 14 años y en su amplia trayectoria ha sufrido cuatro cornadas.

Hasta que una lesión le apartó de los ruedos hace ya diez años, Pablo Ciprés llevó una vida intensa de banderillero, viajando de corrida en corrida, lidiando en muchas plazas y con diferentes toreros. “Yo estaba en un grupo especial y podía trabajar con otros toreros, me iban llamando según necesitaban… Recuerdo un mes de septiembre que toreé todos los días menos uno, con distintos toreros, viajando con mi coche a ciudades como como Albacete, Salamanca, Sevilla…”.

Además, Ciprés es Profesor de la Escuela Taurina Oscense y fue presidente de la Peña Taurina Oscense, lugar donde se formó en el mundo del toro durante su infancia. También ha sido vocal de la Unión Nacional de Picadores y Banderilleros Españoles durante varios años y miembro de la Mesa Consultiva de Asuntos Taurinos del Gobierno de Aragón. Fuera del mundo taurino, Pablo Ciprés ha trabajado en diferentes empresas relacionadas con la fabricación de productos electrónicos, instalación de piscinas y carpintería de aluminio, y está vinculado a dos negocios familiares.

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ARTE, CULTURA, NEGOCIO Y ESPECTÁCULO

Durante su charla, respondiendo a las preguntas planteada en el título de la misma, Pablo Ciprés señaló que para él, “la tauromaquia es todo: cultura, arte, negocio y espectáculo”. En referencia a la cultura, “los grandes artistas, tanto de pintura, de cine, de teatro y de música, se han mirado al mundo del toro para realizar grandes obras de arte”.

En cuanto al arte, Ciprés señaló que “cuando un torero torea, tiene arte. Y hay toreros que con un capotazo te hacen sentir algo que otros no. Por ejemplo, Ponce es un gran profesional, pero casi nadie nos hace sentir como Morante de la Puebla, Juan Ortega, o Curro Romero”.

Respondiendo a si la tauromaquia es un negocio, “no cabe duda, con más de 6,5 millones de espectadores en esta temporada 2024, un 11% más que el año pasado, y muchas más gente joven entre el público. Por eso no entiendo cómo puede ser que se elimine el Premio Nacional de Tauromaquia, está claro que es un tema ideológico”. Además, según señaló el oscense, “los toros suponen 400 millones de euros para las arcas del Estado, cinco veces más que el cine”.

Y hablando de los toros como espectáculo, el banderillero oscense se refirió a sus orígenes. “Al inicio, la tauromaquia era un espectáculo y un divertimiento para la gente, era una celebración para las fiestas o para las bodas reales, o para las fiestas de pueblos y ciudades. Entonces echaban toros en las calles para lancearlos. Los nobles eran los que iban a caballo y lanceaban los toros, y la gente de la plebe, con su capa española, ayudaba a los señores, señoritos, nobles y reyes a que el sacrificio del toro llegara a buen fin. Poco a poco, fue evolucionando hasta que llegó Lagartijo, Pepe Hillo, toda esa gente que empezaron a lidiar y ser más importantes que los nobles. Y así se empezaron a marcar unas normas”.

El arte de lidiar toros se remonta, según explican los historiadores, a la Edad de Bronce. Pero tal como lo conocemos hoy, la tauromaquia nació en España en la Edad Media, y la corrida de toros moderna se instauró en el siglo XVIII. “Dicen que ahora se torea mejor, pero es que todo va evolucionando: el toro, el toreo, la preparación física, la preparación del toro… Hoy en día es casi perfecto”, comenta el banderillero. “Antes, muchos toros llegaban con poca fuerza al último tercio. Ahora se prepara a los toros como si fueran atletas, corriendo por el campo, y por eso embisten con la cara muy alta”.

La forma de torear también ha evolucionado con el paso de los años. Según Ciprés, en el siglo XX, Manolete, Joselito y Belmonte fueron los que revolucionaron realmente la tauromaquia. “Manolete fue un antes y un después, y luego llegó Paco Ojeda, que empezó a dejar que los toros se acercaran mucho, como hemos visto después en otras figuras actuales como Roca Rey, Perera, o incluso antes Jesulín, que se dejaba llegar el toro muy cerca y le cambiaba el viaje. Pero Jesulín hizo mucho daño a la tauromaquia, era un gran torero pero muy irresponsable”.

El estilo y los gustos también cambian con el tiempo. “Cada vez se le está dando menos importancia a la suerte de varas y más importancia a la suerte de muleta. A casi todo el mundo le gusta más torear que picar bien”, añadió Ciprés.

CORNADAS Y HERIDAS

Como reconoció Ciprés, la vida familiar en el mundo de los toros es complicada: entrenamientos, viajes, jugarse la vida, lesiones, ausencias en momentos importantes y en fines de semana… “Mi mujer es una santa”, añadió el banderillero, que tiene tres hijos.

La profesión de banderillero también implica peligrosidad y riesgo. “Pasamos unas veinte veces junto al toro, ese momento es indescriptible, como una montaña rusa”. Y Ciprés relató una de sus heridas más impactantes. “Un toro me cogió en Madrid y me dio una voltereta, pero ni me rompió el traje. Me dolía, me salió un bulto y llamé al médico. Parecía solo un hematoma y resulta que era una cornada envainada, que no te rompe ni la piel. No salió ni en el ecógrafo, pero el especialista, don Carlos, la vio y me tuvo que poner dos drenajes. Estuve toreando quince días con esos drenajes”.

Por suerte, la medicina y la atención sanitaria en las plazas también han cambiado el marco de actuación. “La penicilina nos ha salvado la vida a muchos. Hace solo 70 años, en las capeas fallecían muchos chavales que querían ser toreros porque no existían enfermerías ni medios para curar a los que caían en el ruedo”. Aun así, las cornadas, heridas, traumatismos y fallecimientos en el ruedo, forman parte del mundo taurino.

Entre los toreros más reconocidos, Ciprés destacó el historial de Juan José Padilla, que sufrió 39 cogidas en su carrera. Perdió un ojo en la plaza de toros de Zaragoza en 2011, y antes sufrió una grave cornada en Huesca en 1999 que le causó un fuerte traumatismo en tórax y abdomen. “Padilla es extraterrestre _comenta Ciprés_. Es un hombre biónico, tiene cantidad de implantes y prótesis de titanio. Lo he visto torear con heridas enormes recientes. Cuando nosotros, con una fisura, estamos tres meses sin dormir. Él es un superhombre”.

Ciprés recordó numerosas anécdotas vividas con Padilla. “Un día le vi llegar al hotel con dos goteros, con una silla de ruedas, y a los dos días estaba toreando con los drenajes. Coincidimos en una reunión y le preguntaron que por qué seguía toreando después de los avatares que había tenido, y él decía que tenía que alimentar a 25 familias. No podía parar cuando quisiera él”.

Los golpes y traumatismos también pueden derivar en complicaciones y neumotórax que lleven al fallecimiento, y las heridas pueden infectarse. Como explicó Pablo Ciprés en la charla, salpicada de duras historias que guarda en su memoria, “la herida de toro tiene unas características determinadas, es diferente a todas las heridas porque el toro lo que hace es hincar el asta, y luego hace un destrozo interno y nunca es una herida limpia, es una herida, primero, contaminada. Los médicos tienen que abrir en canal y limpiar todo”.

Aunque Pablo Ciprés mostró también su devoción por Juan Ortega, entre sus toreros más admirados figura también José Tomás, del que habló con emoción. “Tengo varios conocidos aquí en Huesca que van a ver sus corridas fuera de España. Yo tuve la suerte de torear con él de banderillero cuando vino a Zaragoza. Es un tío súper especial, como místico. Sigue toreando mucho en el campo y es el torero que menos toros ha arreglado, ni en el campo, porque él dice que una cornada de un toro sin arreglar es mucho más limpia. Tiene el poderío de Roca Rey mezclado con el arte de Morante de la Puebla. José Tomás quizá es la quietud y los tiempos”.

Hablando sobre las profesiones del mundo del toreo, Ciprés destacó en su charla el oficio de “veedor”, la persona que se dedica a revisar las ganaderías de todas las que se ofrecen para lidiar y también a consultar posibles corridas en diferentes plazas. “El veedor es una figura importantísima. Los toros son animales y no sabes las reacciones que pueden tener, pero sí que sabes cuándo la ganadería está en buen momento, la que está envistiendo más, la que mejor puede funcionar… Las grandes figuras te dicen las ganaderías que tienen vistas, antes de contratar”.

DIFERENTES AFICIONES

Ciprés reconoció que, aunque la Feria de San Lorenzo tiene su prestigio, Huesca no es una ciudad taurina, “aunque en San Lorenzo vamos todos a la plaza, pero muchos van por la fiesta”. Los grandes aficionados acuden a las plazas de Madrid y Sevilla, que ofrecen espectáculo durante todo el año. “Aunque la afición de ambos sitios es diferente, en Madrid son más del toro y en Sevilla del torero, del arte. En Madrid son más serios, más sobrios, y en Sevilla son más de fiesta. Y en Pamplona, es importante que los toros sean grandes”.

Los aficionados a los toros conocen la complejidad de cómo se organiza una corrida, sus pasos y su jerarquía, desde el orden de los componentes del paseíllo, con banderilleros y picadores también, hasta los tiempos, o las decisiones de la Presidencia. Todo está marcado y sigue unas normas.

PREGUNTAS DE LOS SOCIOS

La charla contó con la animada participación y las numerosas preguntas de los asistentes, aficionados o no al mundo del toro. Ciprés respondió con gran amabilidad, y con numerosas anécdotas, a las diferentes cuestiones planteadas por los socios, relacionadas con los detalles de su trabajo como banderillero, los aspectos legales y la regulación laboral del mundo taurino, los problemas psicológicos de los toreros, la selección y alimentación de los toros, las peticiones de corte de orejas, las cifras económicas que se manejan en el sector, la importancia de los hermanos Luna de Huesca, la tauromaquia en Francia, del proceso de aprendizaje para ser torero…

En referencia a este último tema, Pablo Ciprés explicó que siempre recomienda a sus alumnos que primero estudien y se saquen una carrera. “Son muy pocos los toreros que pueden ganarse bien la vida. Y un futbolista, por ejemplo, entrena pero luego juega. Un aprendiz de torero entrena cada día y luego nunca sabe cuándo va a torear”.

 

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