Uno de los temas de actualidad que ha conllevado la pandemia ha sido el efecto de la Covid-19 en los trastornos mentales y sus consecuencias en la sociedad en general. El Club de Opinión Lucas Mallada de Huesca abordó este tema, con sus encuentros online, gracias a la intervención del psiquiatra Ángel de Uña el pasado 19 de noviembre.
Médico psiquiatra con 45 años de experiencia y licenciado en Historia, Miguel Ángel de Uña es también autor de varios libros de historia y psiquiatría, y también articulista. Las consecuencias de la actual situación en la salud mental de la población es una de las preocupaciones que se querían tratar en esta charla. “Más de 50.000 muertos solamente en España en una situación que ni tan siquiera la gente de mi generación habíamos vivido y esto tiene repercusión en la salud mental de la gente”, señaló el psiquiatra al inicio.
Miguel Ángel de Uña quiso puntualizar al inicio que existe “una banalización de lo que es un trastorno mental, con estadísticas que dicen que un 46 % de la población padecerá algún trastorno mental en el transcurso de su vida y no estoy de acuerdo, creo que eso son cifras fuera de lugar”.
En opinión del médico, “los psiquiatras nos basamos en el llamado <<Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales DSN-5>>, de la Asociación Americana de Psiquiatría, y este manual ha incrementado las alteraciones mentales según se ha ido actualizando y eso ha dado lugar a un exceso de trastornos mentales, confundiendo los síntomas con los trastornos”. Tal como aclaraba, “no significa que tengamos depresión por haber pasado un periodo de tristeza”. Con la pandemia, según expresó el especialista, este aspecto se ha incrementado y “han aparecido muchos covidólogos mentales que no benefician nada a la situación”.
Según la práctica profesional vivida por Miguel Ángel de Uña, durante los momentos del confinamiento no apreció un aumento de enfermedades mentales, “a pesar del distanciamiento y la poca interacción en una sociedad como la nuestra, de más contacto que las nórdicas. La gente lo aceptó con espíritu deportivo y además los recursos informáticos y los móviles han ayudado a mantener relación con amigos y familiares, a pesar de las dificultades, incluso en una cuarentena”.
No se constataron a nivel estadístico más ingresos ni más consultas psiquiátricas, ni un aumento de demanda de medicación, ni un incremento de suicidios. “El incremento de suicidios que prevé algún estudio relacionado con la covid-19 estará más ligado a los problemas económicos como consecuencia de la pandemia que al efecto directo del virus o el confinamiento”, destacó.
También afirmó que, aunque aún no tenemos la perspectiva suficiente, esta “segunda ola” de limitación de movimientos y confinamientos “está haciendo más daño en la salud mental que la primera porque se han frustrado las expectativas que teníamos, los políticos nos decían que ya estaba superado y eso nos duró dos meses, y vivimos en una sociedad que es muy intolerante a la frustración”.
Algunos jóvenes son un ejemplo de ello, según sostiene el psiquiatra. “Han querido hacer la misma vida con salidas, reuniones y botellones, a pesar de que sabían que podían contagiar a gente”. En cambio en las personas más mayores, el médico ha observado una actitud de “conformidad”.
AUSENCIA DE FUTURO, ANSIEDAD Y SUICIDIO
La ausencia de futuro es un aspecto que destacó Miguel Ángel de Uña entre los motivos de esa frustración. “Ahora no tenemos capacidad para hacer planes porque no sabemos qué podremos hacer, eso se acerca al contexto de un depresivo y nos está empezando a suceder”. El psiquiatra también señaló que la situación que provoca no saber quién puede contagiar o quién tiene inmunidad también causa en algunas personas una situación de ansiedad.
La excesiva confianza en la ciencia también puede ser un inconveniente. “Esperamos que unas vacunas nos devuelvan a la vida que llevábamos antes de la pandemia, pero ¿si no sucede? ¿si el virus muta y volvemos a la misma situación?. Esto traicionaría las expectativas y podría conllevar una situación más global de frustración y de problemas mentales”. Tal como comentó el especialista, “la ciencia ayuda mucho pero también se tienen que producir cambios sociales”. Y puso como ejemplo el caso de la tuberculosis, en el que, a su parecer, la vacuna fue importante pero también el cambio de hábitos de higiene de la población.
Ante la pregunta de si las crisis económicas han podido ser detonadoras de un incrementos de suicidio, de Uña piensa que es discutible. “En la crisis de 2008 a 2014, con altos índices de paro, no se advirtió un incremento de suicidios excepto en países de Oriente pero por los valores ligados a esas culturas. Tampoco con el corralito en Argentina, aunque perdieron el 70 % de su poder adquisitivo en dos semanas. Pero la crisis actual afecta también a nuestras relaciones sociales, no solo la vertiente económica, y no sabemos cómo responderá la sociedad”.
El posible aumento de casos de suicidio es una de las preocupaciones. En España se suicidaron más de 3.500 personas en 2019. “Ahora tenemos el tema trágico de la muerte de muchas personas solas durante la pandemia, y datos especialmente tristes como que en Madrid había 66 cadáveres sin reclamar por nadie o el aumento de casos de gente mayor que ha desheredado a sus hijos porque no les han hecho ni caso durante la pandemia”.
La población mayor es especialmente preocupante en esta pandemia. “La soledad y falta de atención en este grupo de edad es significativo, y si esta situación se mantiene, habrá más problemas de salud mental y suicidio”, expuso el psiquiatra. En la sociedad occidental los suicidios en jóvenes también se han incrementado “y hay que enfocar la prevención en los dos grupos”.
UNA SOCIEDAD DÉBIL
De Uña insistió en que la base muchos trastornos mentales es una sociedad débil, poco consistente, que no tiene capacidad para afrontar los problemas. “En lugar de intentar resolver nuestros problemas con introspección o con ayuda de los que tenemos alrededor, ahora nos hemos acostumbrado a ir al psicólogo o al psiquiatra porque estamos convencidos de que tiene la solución”.
La sociedad actual no se ha tenido que enfrentar a una situación similar a esta pandemia, excepto los mayores, que han afrontado una guerra o posguerra. “Estamos construyendo una sociedad victimaria, donde nadie es responsable de sus problemas, que en este contexto con la covid puede dar pie a un exceso de malestar psíquico”.
Como recordó el psiquiatra, “en la gripe de 1918, en dos semanas murieron cinco millones de europeos, pero ahora la sociedad no está acostumbrada a problemas graves y el ser humano tiende a olvidar fácilmente”.
DEBATE Y PREGUNTAS DE LOS SOCIOS
Tras la interesante exposición del Dr. De Uña, los socios participantes en el debate manifestaron algunas de sus dudas, comentarios y preguntas. Respecto al tema de los “suicidios por afinidad”, Miguel Ángel de Uña subrayó que “existe el fenómeno de la imitación, comprobado en numerosas ocasiones como en el reciente caso del actor cómico Robin Williams, que se ahorcó y en los seis meses posteriores se registró un incremento de suicidios con ese método”.
También se manifestó la preocupación de la salud mental de los pacientes que han pasado la Covid, por las consecuencias físicas y psicológicas de la enfermedad, y de los profesionales sanitarios que los han tratado, como los trastornos del sueño, por el estrés, frustración, ansiedad y también por el desconocimiento ante la nueva enfermedad.
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