El Club de Opinión Lucas Mallada de Huesca retomó sus encuentros el pasado 7 de octubre, invitando de nuevo a ofrecer una charla al protagonista de la última, organizada antes del inicio de la pandemia, el pasado 10 de marzo. En esta ocasión, en formato virtual.
El neumólogo Luis Borderías,miembro del área de trabajo de Infecciones Respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y jefe de sección de Neumología del Hospital San Jorge de Huesca, ofreció una interesante conferencia a los socios sobre la evolución de la pandemia de Covid-19, enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Borderías recordó al inicio que “han pasado siete meses y entonces nadie pensaba que la vida nos cambiaría de esta forma”. También quiso ofrecer la charla como un homenaje a Ramón Justes, responsable de Comunicación y Marketing de Bodegas Enate, fallecido por esta enfermedad.
El neumólogo, con amplia experiencia en otros casos de virus, explicó que “los virus respiratorios son muy difíciles de controlar porque se transmiten antes de que se manifieste clínicamente la enfermedad, por eso no tenían mucho sentido los controles en los aeropuertos”. Recordó que “en esa etapa ya estábamos sin saberlo en transmisión comunitaria, ya pensábamos que podría haber transmisión aérea, que las personas asintomáticas podrían contagiarlo… Y desde entonces hemos vivido cambios constantes en los protocolos sanitarios”.
Respecto a las principales preguntas que se plantearon en marzo, en cuanto al tratamiento del virus, el neumólogo explicó que “se están realizando investigaciones pero aún no tenemos un antiviral que funcione”, y sobre la vacuna, “también hay mucha investigación pero creo que tardará en llegar al menos hasta el verano de 2022 porque también costará trasladarla a la población”.
El especialista repasó los que, en su opinión, han sido los principales errores globales cometidos durante estos meses. En términos generales, los “errores de cálculo” basados en la fortaleza del sistema sanitario español, la existencia de pandemias previas que se consideraron “alarmistas”, y una situación de crisis en el entramado político mundial. Ya en el campo científico, Borderías considera que los errores fundamentales fueron investigar “lo rentable” de manera prioritaria, el uso de una metodología no homogénea para el análisis de los resultados, que hace imposible comparar los datos, y una serie de paradigmas anacrónicos.
Para contextualizar la situación de la pandemia, Luis Borderías recordó la Teoría del Caos, que explica que los sistemas globales muy complejos son impredecibles, dependen de distintas variables y son imposibles de predecir. “Confiábamos en la fortaleza del sistema sanitario español, que era eficaz y eficiente, y estaba basado en datos reales. España era en 2007 el tercer país con la esperanza de vida más elevada en Europa, con un gasto aceptable. Y eso que del 2008 al 2013 bajó la inversión sanitaria. No tanto en comunidades como Asturias, Cantabria y Galicia, que como vemos lo han hecho bastante bien durante la pandemia. La reducción del gasto sanitario tuvo mucho impacto en la renovación tecnológica, muy obsoleta en muchos hospitales”.
En opinión del especialista, ha sido un error pensar que la salud depende solo del sistema sanitario. “El sistema sanitario impacta en un 10 % en la salud, el 20 % depende de la genética, hay otro 20 % de factores ambientales como la calidad del agua, aire y alimentos que consumimos, e incluso el tipo de vivienda. El 50 % restante depende de hábitos como el consumo de sal, alcohol, tabaco…”.
En cuanto a la gestión de pandemias anteriores, Borderías señaló que la opinión pública criticó entonces que la OMS y otros organismos habían malgastado en prevención, farmacéuticas y producción de vacunas. “Eso ha llevado a que la OMS tomara decisiones con retraso en esta ocasión por miedo a esas críticas”. La influencia del entramado político mundial en los organismos internacionales tampoco ha favorecido la situación, en opinión del neumólogo. “La única que ha acertado más en sus análisis es Merkel, quizá por ser física”, detalló.
Entrando en el campo más científico, Luis Borderías señaló que los estados han gastado menos en investigación y mostró un gráfico para recalcar el error de invertir en lo rentable, “no en prevención y en investigación básica sino buscando la aplicabilidad inmediata”.
Otro error científico subrayado por el neumólogo es el uso de diferentes metodologías para analizar los datos de cada país, que dificulta el análisis y la comparación. “Alemania al principio no contabilizaba sus fallecidos en residencias, en Italia ni siquiera tienen cifras de todo el país y es imposible encontrar estudios con datos fiables comparativos entre países”.
Hablando de paradigmas anacrónicos, Borderías comentó las diferentes recomendaciones y evidencias sobre la distancia de seguridad ante el posible contagio del virus. “Desde el siglo XIX se ha asumido que era suficiente con dos metros de separación pero no todas las partículas tienen el mismo tamaño. En un estornudo pueden llegar a más de 7-8 metros. Y se sabe que algunas quedan en suspensión al menos 16 horas”.
Borderías mostró diferentes experimentos científicos y destacó la importancia de la protección con las mascarillas quirúrgicas, más aún en espacios cerrados. También incluyó en su ponencia un interesante gráfico publicado en la última semana en el British Medical Journal que muestra el riesgo de transmisión del coronavirus dependiendo de distintos factores: espacio interior o exterior, grado de ocupación, ventilación del espacio, duración del contacto, con o sin mascarilla, y tipo de actividad (en silencio, hablando, gritando o cantando). “Ya hemos visto la gran transmisión en coros de canto”, recordó, y destacó la importancia de la ventilación de los espacios. “Incluso hemos tenido casos de transmisión por aerosol en heces, en edificios con muchas viviendas y mala ventilación, con estudios que lo documentan”.
Como jefe de sección de Neumología del Hospital San Jorge de Huesca, también quiso relatar la dura experiencia vivida con sus compañeros durante esos meses. “Lo hicimos lo mejor que pudimos, nos organizamos entre nosotros, sin plan de contingencia, entre profesionales de distintas especialidades, y no lo hicimos mal”, manifestó. “Y creo que las administraciones acertaron en medicalizar las residencias cuando empezaron los brotes, y en abrir La Abubilla para los contagiados mayores e implementar cuidados no agresivos que pudieran ayudarles a recuperarse”.
Borderías describió otras decisiones acertadas. “Pautamos tratamientos de corticoides, aunque la OMS lo desaconsejaba al inicio, o mucolíticos u otros fármacos que nos habían funcionado en otras enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, desarrollamos guías clínicas, de terapias con oxígeno y monitorización, un sistema para realizar broncoscopias sin riesgo… y no dejamos de atender enfermos con patologías graves como cáncer o ictus”.
La organización interna en el Hospital fue compleja, tal como describió el especialista. “Después de trabajar, organizábamos reuniones casi diarias con compañeros nacionales e internacionales por videoconferencia, con gran estrés y cansancio, para compartir experiencias, y conseguimos desarrollar protocolos de actuación pensando en el futuro”.
Borderías agradeció la colaboración e implicación de la sociedad civil, “gente de la calle y empresarios que se volcaron con nosotros”, y de otros profesionales para desarrollar sistemas de protección, de oxígeno y motores para ventiladores, porque se agotaron en el mercado. “Al principio nosotros mismos hicimos mascarillas y EPIs, con nuestras enfermeras, y geles hidroalcohólicos, y después usamos las pantallas que nos hizo Julio Luzán, que colaboró muchísimo. Algunos compañeros colaboraron con empresas como Seat o General Motors para desarrollar motores de ventilación”.
También confesó, emocionándose, que una de las partes más duras de su trabajo había sido informar a los familiares de los pacientes ingresados, ya que no podían permanecer con ellos en el centro hospitalario. “Estar ingresado en el hospital o fallecer en una situación de soledad es tremendamente dramático, y comunicarlo a las familias fue muy duro”.
El caso de una paciente de cien años que se recuperó en el Hospital San jorge fue publicado a nivel internacional. “Nos fueron bien los ánimos que nos transmitía la sociedad”.
En referencia a la segunda ola de contagios que se está viviendo en la actualidad, Borderías señala que se han cometido algunos errores en la desescalada. “El turismo es muy importante en España, estaba también la campaña de recolecta de la fruta, había una falsa sensación de tranquilidad, de que era menos grave, unida a unos profesionales agotados, con muchos contagiados, y una sociedad que se ha relajado, con más vida en la calle… Hay muchos factores que han influido en una gestión de la pandemia muy criticada”.
La situación actual es preocupante, en opinión de Borderías, que es uno de los firmantes del “Manifiesto a favor de una respuesta coordinada, equitativa y basada en la evidencia científica”, publicado tras la celebración del I Congreso Nacional COVID-19 (13-19 de septiembre), en el que participaron 55 sociedades científicas españolas. Además de incrementar la inversión en investigación, “necesitamos decisiones y respuestas basadas en criterios científicos, sin interferencias políticas. Evitar la lentitud burocrática y contar con un protocolo con criterios comunes, incluso a nivel europeo. Contar con una estrategia de rastreo de contagios, una correcta gestión de centros sociosanitarios y de recursos, y crear una reserva estratégica nacional de material para prevención y tratamiento de afectados. Y no puede haber diferencias de atención por edad o nivel socioeconómico”.
A nivel personal, Borderías también añadió que cree en la necesidad de organizar un consejo científico de líderes de distintas especialidades a nivel internacional e insistir en la investigación para conocer por qué unas personas desarrollan la enfermedad de forma grave y otros no, a pesar de estar expuestos.
Durante el debate, los socios también reflejaron su preocupación sobre el posible origen del virus, la necesidad urgente de una vacuna, las distintas consecuencias sociales y patológicas del distanciamiento social, la fragilidad de las personas mayores e incluso la relación abuelos-nietos, la llegada de la gripe y la coincidencia de ambos virus, y la salida al mercado de nuevos sistemas de diagnóstico del virus, como los test de saliva.
Por último, el doctor Borderías quiso agradecer a todos los sanitarios, y a la sociedad oscense en general, la respuesta ante la primera ola de la epidemia los meses entre marzo y mayo. Y en especial, detalló, “a todo el personal, médicos, enfermeras y personal auxiliar de Atención Primaria, Hospitalarios (en especial a los Servicios de Medicina Interna, UCI, Urgencias, Neumología, Cardiología, Neurología, Anestesia y Reanimación, Laboratorios de Microbiología y Bioquímica, Radiología, Rehabilitación y resto de profesionales implicados), así como al personal administrativo, Servicios de Limpieza y Vigilancia del Hospital que actuaron de forma coordinada y unificada”.
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